Ciertas deficiencias mínimas en la estructura del cerebro podrían explicar por qué algunas personas, al establecer con su cuerpo una relación singular, afirman haber sentido que su alma salía en cierta ocasión de su cárcel carnal.
La sensación de salir del cuerpo propio, como si por un momento eso que alguna vez se llamó espíritu saliera de eso que en otro momento se denominara la cárcel del alma, es una de las experiencias más bizarras que puede tener el ser humano en un estado de seminconsciencia que ha recibido, entre otros, el nombre de “viaje astral”.
Según algunas estadísticas, al menos 1 de cada 10 personas asegura haber pasado por una experiencia extra-corporal, llamando por ello la atención de algunos científicos empeñados en aclarar este asunto, sabiendo de antemano que se la ha asociado a condiciones como el trauma psicológico, el uso de drogas e incluso la deshidratación.
Para ello investigadores de la Universidad de Birmingham examinaron a 63 voluntarios en perfectas condiciones de salud, 17 de los cuales dijeron haber tenido una experiencia extra-corporal en el pasado. En la prueba se les pidió a todos que imitaran la posición de un maniquí, para después preguntarles en qué mano el maniquí traía una pieza de joyería. Aquellos que dijeron haber vivido una experiencia extra-corporal tuvieron dificultades para salir airosos del examen, mostrándose más o menos incapaces de satisfacer ambas peticiones.
Según los científicos, los 17 de las experiencias extra-corporales compartían anomalías neuroeléctricas en los lóbulos temporales, así como distorsiones generales en la habilidad cerebral para procesas información proveniente de un cuerpo como un todo. Y si bien estas deficiencias parecen menores, son cruciales para poder explicar por qué algunas personas tiene cierta debilidad para relacionarse con su propio cuerpo, circunstancias que parece indispensable para experimentar la salida del alma.
Podríamos sugerir, sin embargo, que estos estudios se aplicaran en asuntos un poco más serios o urgentes y, quizá, ayudar a entender trastornos como la anorexia u otros en los que la percepción que el individuo tiene sobre su cuerpo puede arriesgar su integridad personal.
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