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miércoles, 18 de enero de 2012

¿Puede una pesadilla matarte?

El extraño caso de la muerte súbita nocturna de hombres asiáticos creyentes de un demonio nocturno permite reflexionar sobre la naturaleza de los sueños y la influencia de las creencias en la mente.


Para algunas personas el velo que separa al mundo de los sueños del mundo de la vigilia es sumamente tenue,  además de que estos mundos en ocasiones se pueden superponer e incluso invertir. Esta sensación fue expresada por el filósofo taoísta Chuang-Tse, quien famosamente despertó, después de soñar que era una mariposa que volaba por el cielo, sin saber si era Chuang-Tse que había soñado que era una mariposa o si una mariposa que soñaba con ser Chuang-Tse.

Solemos pensar que lo que ocurre en los sueños no tiene influencia sobre la realidad, que es algo de lo cual despertamos y cortamos de tajo, de tal modo que recibir un golpe o tener sexo con una una persona en un sueño son acciones que no se transfieren a este mundo. Sin embargo, a principios de los ochenta se generó una extraña serie de casos que sugieren que lo que ocurre del otro lado del umbral del sueño puede afectar de manera significativa la realidad (cuya supuesta prevalencia sobre lo onírico queda puesta en entredicho), hasta el punto de que las “imágenes” y sensaciones de una pesadilla pueden traducirse en la muerte de una persona. Esta es, por supuesto, la tesis de las películas de Nightmare on Elm Street, donde Freddy Kruger logra penetrar los sueños de sus víctimas con resultados letales.

En 1977 se reportó por primera vez en Estados Unidos lo que se conoce como el “síndrome de muerte súbita nocturna inesperada“, particularmente entre refugiados Hmong. Esta misma enfermedad se observó después en Singapur, donde se documentó la muerte de 230 hombres tailandeses de dicha etnia que, por todo lo demás, se encontraban en perfecta salud. Esta extraña enfermedad afecta también a  los jóvenes filipinos, quienes la llaman bangungot.

La antropóloga y médica Shelley Adler, autora del libro Sleep Paralysis, sostiene que la muerte de estas personas podrían haberse detonado por la creencia en “dab tsog”, un demonio que según la etnia asiática de los Hmong visita a las personas cuando duermen y las asfixia, de manera similar a lo que se conoce en México como “la subida del muerto” y que en el pop-ocultismo ha sido vinculado con las abducciones extraterrestres.

Adler señala que si bien la causa física es una condición cardiaca compartida entres estos hombres asiáticos,  el trauma que sufren en los encuentros oníricos con el espíritu mailicioso jugó un papel importante en el ataque al corazón.

Esta creencia en demonios nocturnos (o en “la yegua de la noche”) está bastante difundida en numerosas culturas y la ciencia occidental la explica como “parálisis en el sueño”, específicamente un momento en el que se perturba la transición de un estado REM, generando una serie de alucinaciones al  tener una parte dormida y otra despierta.

Sin suscribir la creencia popular en los demonios nocturnos, Adler piensa que se podría estar gestando un efecto nocebo (el lado oscuro del placebo) en el que las expectativas negativas de la mente tienen consecuencias físicas.

Lo interesante de este caso es que solo parece ocurrirle a personas de la misma etnia, ya sea por su creencia en un tipo de demonios nocturnos, por su condición cardiaca compartida o por una combinación de ambas.

“Exite amplia evidencia científica de que la mente humana tiene la capacidad de curarnos pero también de enfermarnos”, escribe Adler.

En este sentido, para la mente, los demonios de los sueños pueden llegar a ser tan reales como las entidades con las que interactuamos cuando estamos despiertos.

fuente:http://pijamasurf.com/2011/10/%C2%BFpuede-una-pesadilla-matarte/

jueves, 15 de diciembre de 2011

LAS PERSONAS INTELIGENTES SE DUERMEN MÁS NOCHE

Estudio comprueba que las personas más inteligentes se sienten atraídos por el lenguaje de la noche, recinto que favorece su creatividad y desarrollo, y por eso prefieren dormirse más tarde




La naturaleza nocturna como una sensual musa que espera para algunos en la antesala de la creatividad y la inspiración. El dormir es un factor fundamental en la biología de los animales, y existe nueva evidencia que los patrones de sueño y la hora en la que una persona decide ir a dormir están ligados a su capacidad cognitiva, a su inteligencia. Al parecer la gente con mayor IQ tiende a ser más activa durante la noche, mientras que aquellos no tan agraciados en en este rubro prefieren acostarse antes.

Aunque este tipo de estudios resultan siempre un tanto cuestionables, e incluso el propio concepto del IQ parece un criterio bastante limitado como para pretender medir algo tan abstracto y relativo como la inteligencia humana, lo cierto es que la noche emana singulares frecuencias que magnetizan ciertos tipos de personalidades, entre ellas personas que tienden más a la reflexión y el desarrollo de la creatividad, actividades que en muchas ocasiones se sienten más cómodas cobijadas por la tranquilidad etérea del espíritu nocturno.

Robert Bolizs de la Universidad de Semmelweist ha mostrado encefalogramas de gente mientras duerme comprobando que elementos del dormir están directamente relacionados con el desempeño cognitivo de la persona cuando está despierta. Mientras tanto, estudios de H. Aliasson muestran como los intervalos del dormir son cercanamente correlacionados al desempeño académicos de estudiantes. Por otro lado, exhaustivos estudios encabezados por el investigador Satoshi Kanazawa y su equipo del London School of Economics and Political Science han revelado diferencias significativas entre las preferencias de horarios para dormir en referencia a sus puntajes de IQ. La gente con mayores puntuaciones es más apta para producir de noche, mientras que aquellos con menor IQ limitan sus actividades principalmente al día.

De acuerdo con Kanazawa, nuestros ancestros eran típicamente diurnos, y paulatinamente la tendencia se ha vertido hacia ir elevando su actividad nocturna. En este sentido el rumbo de la noche esta de algún modo relacionado con la evolución de la mente humana, y al parecer es claro que aquellos individuos con mayores aptitudes cognitivas acostumbran sentirse atraídos por el desarrollo personal durante las horas sin sol y sus metes demuestran un “nivel más alto de complejidad cognitiva”.

Por otro lado un estudio de 2008 dirigido por la psicóloga Marina Giamnietro indica que la gente más nocturna tiene menor estabilidad emocional y tienden más a la depresión y a engancharse con adicciones. Lo anterior tal vez nos confirma que a aquellas mentes más creativas y menos tradicionales, a la vez son más vulnerables a ciertos desórdenes psicológicos.

Entre algunos de los grandes nocturnos podemos incluir algunas lúcidas personalidades como William Blake, Edgar A Poe, W.B. Yeats, Brion Gysin, además del squad de brillantes ocultistas entre ellos Blavatsky, Manly P. Hall, y Aleister Crowley, todos ellos poseedores de una psique ávida y merecedores de la condición de “hijos favoritos de la noche”.